"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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25 Desaparecida

DESAPARECIDA Amanecía tiernamente, en frescura matinal. La floresta despertaba, en pleno vigor, pájaros ensayaban trinos, y abejas salían del panal… el bello jardín, comenzaba su rigor. El más celoso, tomó cuenta de la sorpresa, comunicando de inmediato, el misterio acaecido. Escucharon al pastito, explicar con destreza, cómo la Rosa, había desaparecido. Las margaritas furiosas, increparon al hada, preguntando el permiso, que a Rosa había desprendido. El hada madrina, negó muy enojada, pues en esta magia, ella no había intervenido. Nardos, Alelíes y Portulacas, sorprendidos, preguntaron a Pastito, cómo tal hecho había acontecido. Mas el enanito, no supo responder, pues por más pícaro, imposible el saber. Acudieron en el jardín, a los duendes movedizos, quienes curiosos, se allegaron para enterarse. No supieron lo sucedido, por dormir en escondrijos… gorriones periodistas, quizá, la vieron alejarse. Se acercaron mariposas, palomas y abejorros, extrañados, por la ausencia, bella rojo carmín, deduciendo el conjunto, por el halcón cual zorro, había sido el ladrón, en la floresta del jardín. Los gorriones periodistas, volaron a canteros lejanos, difundiendo noticias, buscando Rosa desaparecida. Parecía incógnita vacía, en ocultos arcanos, mientras el jardín entristecido, extrañaba a la más querida. Ante la sorpresa, del entero vergel, vieron llegar en picada veloz, al halcón rapaz. El hada se impuso, anteponiendo el acontecer, frenando el vuelo del posible capaz. Peucoalhué trastabilló por los aires, casi cayendo, y tratando de mantenerse en vuelo, pero suave, interrogó al hada, sobre qué estaba sucediendo, y el hada sorprendida, notó que nada sabía el ave. Cuando el valiente halcón, tomó real conciencia que su Rosa, había desaparecido, avistó al jardín, que denostaba, gran ausencia, sintió la muerte, desgarro del alma, a lo acontecido. Su sangre, pura raza de ave bravía, Revoltosa, como fogata ardía. Se prometió, dar con el que se atrevía, destrozarlo cual carroña… si quizá, lo encontraría. Renée Escape

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